Ya sospechaba hacia tiempo este empresario de que tenia un topo en su oficina que le pasaba documentos a la competencia. La secretaria, tan modosita, resulta ser la culpable. La cachea en busca de un pendrive y zas, ahi lo escondia, entre esas tetazas. Qué mejor castigo que follarla el culo y el coño antes de despedirla