Ese día cumplía mis 18 años y mamá me dijo que fuera para la ducha, que tenía una sorpresa para mí. Yo no podía imaginar que cojones era lo que me iba a dar, pero cuando lo vi, me sentí el chaval más afortunado del planeta. Mi madre me dejaba que me la follase a mi antojo y sin condón, con lo buena que está… menudo regalazo!